Alfabetismo sanitario

La capacidad de leer y comprender el prospecto de un medicamento es una parte del alfabetismo sanitario.

El alfabetismo sanitario es la capacidad de una persona para obtener, entender y utilizar información sanitaria con el objetivo de tomar decisiones de salud correctas y seguir instrucciones para su propio tratamiento o para el de familiares a su cargo.[1]

Hay múltiples definiciones de alfabetismo sanitario,[2]​ en parte porque este concepto implica tanto el contexto en el que se ejercita esta capacidad (p. ej., cuidado de la propia salud, medios de comunicación, Internet o gimnasio) como las habilidades de la persona que la ejercita.[3]

Como el alfabetismo sanitario es uno de los factores primarios de las desigualdades sanitarias, los profesionales sanitarios se preocupan cada vez más por él.[4]​ La valoración nacional del alfabetismo (de todo tipo, no solo sanitario) en adultos (NAAL por sus siglas en inglés), efectuada en 2003 por el Ministerio de Educación de EE. UU., halló que el 36 % de los participantes solo puntuaba suficiente (basic) o insuficiente (below basic) en alfabetismo sanitario, y concluyó que el alfabetismo sanitario de aproximadamente 80 millones de norteamericanos es limitado.[5]​ Estos individuos encuentran difíciles tareas sanitarias habituales, como leer la etiqueta de un fármaco que se les ha recetado.[6]

Varios factores pueden influir en el alfabetismo sanitario. Sin embargo se ha demostrado que los factores siguientes aumentan fuertemente el riesgo de insuficiencia: edad (especialmente pacientes de 65 años o mayores), conocimientos limitados de las lenguas en las que los médicos imparten instrucciones y en las que se escriben los prospectos, menor formación y menor estatus social. Los pacientes con bajo alfabetismo sanitario entienden menos sus diagnósticos y sus tratamientos, y manifiestan un peor estado de salud.[7]

Varias intervenciones, como simplificar la información y las ilustraciones, evitar la jerga o pedir al paciente que cuente con otras palabras lo que se le ha dicho, han mejorado los comportamientos sanitarios en personas con poco alfabetismo sanitario.[8]​ En 2010 la proporción de adultos estadounidenses de 18 años o mayores que consideraba que sus profesionales sanitarios siempre explicaban las cosas de manera comprensible era aproximadamente del 60,6 %.[9]​ Este porcentaje aumentó el 1 % de 2007 a 2010.[9]​ La iniciativa Gente sana 2020 del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HHS por sus siglas en inglés) incluyó el alfabetismo sanitario como nuevo tema candente, con objetivos para mejorarlo en la década siguiente.[10]

Al planificar Gente sana 2030[11]​ (la quinta edición de Gente sana), el HHS publicó una «solicitud de comentarios escritos sobre una definición actualizada de alfabetismo sanitario para personas sanas».[12]​ Varias propuestas abordan el hecho de que «el alfabetismo sanitario es multidimensional», siendo el resultado de un esfuerzo concertado que implica al paciente que busca cuidado o información, al personal sanitario, a la complejidad y demandas del sistema, y al uso de un lenguaje claro para la comunicación.[13]

  1. Roundtable on Health Literacy; Board on Population Health and Public Health Practice; Institute of the Medicine (10 de febrero de 2012). Facilitating State Health Exchange Communication Through the Use of Health Literate Practices: Workshop Summary. National Academies Press. p. 1. ISBN 978-0-309-22029-3. 
  2. A. Pleasant; J. McKinney (2011). «Coming to consensus on health literacy measurement: An online discussion and consensus-gauging process». Nursing Outlook 59 (2): 95-106.e1. PMID 21402205. doi:10.1016/j.outlook.2010.12.006. 
  3. Atkinson, Richard C.; Jackson, Gregg B. (1 de enero de 1992). Research and Education Reform. ISBN 978-0-309-04729-6. doi:10.17226/1973. 
  4. İlgün, Gülnur; Turaç, İlkay Sevinç; Orak, Sevilay (12 de febrero de 2015). «Health Literacy». Procedia - Social and Behavioral Sciences. International Conference on New Horizons in Education, INTE 2014, 25–27 June 2014, Paris, France (en inglés) 174: 2629-2633. ISSN 1877-0428. doi:10.1016/j.sbspro.2015.01.944. 
  5. Kutner, MA; Greenberg, E; Jin, Y; Paulson, C (2006). The Health Literacy of America's Adults: Results From the 2003 National Assessment of Adult Literacy. Washington, DC: National Center for Education Statistics. 
  6. «America's Health Literacy: Why We Need Accessible Health Information». health.gov. Archivado desde el original el 21 de noviembre de 2015. Consultado el 20 de noviembre de 2015. 
  7. «Health literacy: report of the Council on Scientific Affairs. Ad Hoc Committee on Health Literacy for the Council on Scientific Affairs, American Medical Association». JAMA 281 (6): 552-557. 10 de febrero de 1999. ISSN 0098-7484. PMID 10022112. doi:10.1001/jama.281.6.552. 
  8. Yin, H. Shonna; Jay, Melanie; Maness, Leslie; Zabar, Sondra; Kalet, Adina (15 de julio de 2015). «Health Literacy: An Educationally Sensitive Patient Outcome». Journal of General Internal Medicine (en inglés) 30 (9): 1363-1368. ISSN 0884-8734. PMC 4539338. PMID 26173523. doi:10.1007/s11606-015-3329-z. 
  9. a b «Health Communication and Health Information Technology - Healthy People 2020». 
  10. «Health Communication and Health Information Technology - Healthy People 2020». 
  11. «Healthy People 2030». 
  12. «Solicitation for Written Comments on an Updated Health Literacy Definition for Healthy People 2030». Federal Register. 4 de junio de 2019. Consultado el 22 de septiembre de 2020. 
  13. Sparano, Romina Marazzato (26 de febrero de 2020). «Health Literacy is Multidimensional». Language Compass (en inglés estadounidense). Consultado el 13 de abril de 2022. 

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